lunes, 29 de febrero de 2016

Places we love: La central de Callao.

Ubicada en una casa palacio de estilo Isabelino en la calle Postigo de San Martín, por fuera conserva un aire burgués, que nos trae memorias de otra época. Por dentro, el palacete del Siglo XIX ha sido rehabilitado a cargo del arquitecto aragonés Ricardo Marco, quien ha llevado a cabo un acertado proyecto para adaptarlo a esta preciosa librería.


La calle Postigo de San Martin, debe su nombre a un antiguo postigo, una de las puertas menores que había para salir de Madrid, situado frente al desaparecido convento de San Martín, fundado por monjes benedictinos cluniacenses que acompañaron a Alfonso VI en la conquista de Madrid.

Entrar en la central de Callao es perderse en un laberinto, un laberinto de posibles historias esperando a elegirnos, un laberinto en el que el tesoro oculto no es otro que la imaginación. Todas las estanterías lucen libros apetecibles, exquisitos, un placer para los sentidos. La escalera original, con su tarima de madera crepitante, como el hilo de Ariadna nos va  conduciendo y lanzándonos a cada una de las estancias, para que los libros nos seduzcan.  

Subimos al "cielo" y.......Allí encontramos un vestigio impresionante de lo que en el Siglo XIX fue este edificio: imponente tras una cristalera luce el cimborrio de la cúpula de la capilla de esta residencia palaciega.


El altar de la antigua capilla acoge el área infantil. Los frescos de los techos narran historias sagradas, mientras parecen otorgar su protección a las historias, dibujos y letras de los preciosos cuentos que se exhiben debajo.


Un punto fuerte de La Central de Callao es que sus empleados están dispuestos a brindar un asesoramiento propio de lectores empedernidos. A pesar de su tamaño, el espacio es de lo más acogedor, con rincones inesperados que  invitan a hacer una pausa, a sentarse y leer. Cada detalle habla de buen  gusto, y produce la placentera sensación de estar rodeado de cosas bonitas. Los muebles que lucen los productos de papelería y los libros de "hazlo tú mismo", guardan el encanto caprichoso de los objetos antiguos.


Y comenzamos nuestro descenso.......En lo que fue el antiguo patio de carruajes de esta vivienda, hoy encontramos un lugar que enamorará a nuestros sentidos: la cafetería, "El Bistró", especializado en tartas a las que es difícil resistirse. Vidrieras y espejos que se encontraban en el interior del edificio, componen la decoración de la cafetería. Un ciprés, símbolo de hospitalidad y bienvenida en la cultura romana, crece en el patio central.

Y ¿quién dijo que nunca hay que bajar al infierno? En el caso de la Central el descenso es más que recomendable porque en el subterráneo nos espera una gran sorpresa: "El garito". Además de una coctelería, es un espacio que acoge presentaciones de libros, interesantes talleres y un ciclo de conciertos bautizados como los "jueves subterráneos". Este espacio está empañado con ese halo de misterio y leyenda que envuelve a los espacios subterráneos que se conservan en la Villa.  Esta cueva abovedada sirvió como almacén de tabaco en la época en la que el edificio acogió la primera legación internacional de la Cuba independiente.

Este lugar es más que una librería. Es un espacio para recorrerlo sin prisa, sintiendo, con los sentidos despiertos para poder captar su cuerpo y su alma. Librería con personalidad y con historia. Combinación que sin duda nos enamora.