martes, 28 de julio de 2015

"Quiere usted tomar un café rico, acuda al Comercial, que es exquisito"

Hoy los madrileños hemos sufrido una pérdida triste e inesperada. El café Comercial ha servido ese último café, el que sus dueños, la familia Contreras, en 1909 cuando este café se convirtió en uno de los más populares de Madrid, no pensaban servir. Y es que este último café nos sabe amargo. El tiempo lo muda todo, y va produciendo cambios en el paisaje madrileño, se nos va ese Madrid romántico de las tertulias, de la bohemia madrileña, templo de la taza (no solo de café, también de chocolate elaborado a fuego lento con cuchara de madera), la mesa, el velador y los divanes de tela de terciopelo algo ajada. Ramón Gómez de la Serna dijo que los cafés son "los burladeros, los reductos en que resguardamos de las calles. El que quiere perderse, el que ha tenido una terrible disputa con su padre o con su esposa, va al café, y allí, poco a poco, sentado en el diván, se va ablandando su ánimo y se va consolando". 



El Comercial es un café de extraordinaria tradición literaria, por el que han pasado, entre otros contertulios de prestigio, los hermanos Machado, Antonio Paso, los escritores de la generación del 60, o Enrique Tierno Galván. También será el Café protagonista de una tertulia en la que participarán el director de cine Luis García Berlanga, el escritor y periodista Jaime Capmany y el dibujante Antonio Mingote. 

Este café es más que un establecimiento, es una referencia para la ciudad. Presumía de haber entrado en el siglo XXI  siendo el café más antiguo de Madrid, fundado en 1887. Tras su puerta giratoria, llaman la atención los deslumbrantes espejos que reflejan todo lo que ocurre allí dentro. Ricos mármoles, poderosas columnas, aire romántico, refugio de parejas, columnistas, y vestigio de otra época, de otra ciudad que encara el siglo de la modernidad, pero que siente tristeza por ese Madrid que se va. 

Avanzado para su época, fue uno de los primeros cafés en emplear camareras. 

Hubo un hecho curioso: durante la Guerra Civil española permaneció incautado por sus propios empleados. 

De este café hizo una descripción el escritor Camilo José Cela: "El público de la hora del café no es el mismo que el público de la hora de merendar. Todos son habituales, bien es cierto, todos se sientan en los mismos divanes, todos beben en los mismos vasos, toman el mismo bicarbonato, pagan en iguales pesetas, aguantan idénticas impertinencias de la dueña (doña Rosa), pero sin embargo, quizá alguien sepa por qué, la gente de las tres de la tarde no tiene nada que ver con la que llega dadas las siete y media; es posible que lo único que pudiera unirles fuese la idea, que todos guardan en el fondo de sus corazones, de que ellos son, realmente la vieja guardia del café. Los otros, los de después de almorzar, no son más que intrusos a los que se tolera, pero no en los que se piensa. !Estaría bueno!" 

Hoy algunos madrileños se han acercado al Café Comercial y con aire solemne han querido dejar una nota de despedida y de agradecimiento por los buenos momentos vividos y por lo que representa este café en sus vidas, y en la vida de la ciudad. 




Sin duda triste pérdida, la ciudad queda sin otro reducto más en el que resguardarse y soñar y reconfortarse.